El texto de Brigitte Vasallo: “Romper la monogamia como apuesta política”, yuxtapone dos visiones del amor a las que nombra Amor en mayúscula y amor en minúscula. Esta nomenclatura hace referencia a la escala a través de la cual se define el amor. Para ella, “amor en minúscula” parece ser una forma de referirse a la idea engravada en la sociedad de que el amor es algo en lo que sólo participan dos personas. Un amor romántico, íntimo, especial y cuyas normas están prácticamente delimitas.
Ella aboga entonces por el Amor en mayúscula, que es entender el amor no como una única conexión entre dos, sino como una larga red interconectada de relaciones, como un rizoma de un campo de patatas. Hablar de Amor es para Vasallo, hablar de todo el conjunto de conexiones y no de una conexión individual.

Estos conceptos no eran nuevos para todas, pero no definidos de la misma forma. En clases de filosofía de bachillerato que el profesor introdujo a el Amor con mayúsculas y amor en minúsculas. El, sin embargo, utilizaba la diferenciación para hablar del Amor hegemónico, existente en la imaginación colectiva y el amor, algo más mundano, del día a día y más real. “amar” en minúscula, significaba poner en valor las emociones que uno sentía y olvidarse de relaciones de película, de lo que puede ser amor y lo que no.
Los términos que explicaba entraban en choque con los planteados por Vasallo, si acaso el contenido de los mismos no era contradictorio en sí. A la hora de conciliar ambas, nos quedamos con la definición de “Amor y amor” que ofrece el texto y añadimos la capa de “Amar” y “amar”. Es decir, Amor/amor es la naturaleza de las relaciones, Amar/amar es la acción que ocurre en la relación.
Hablar de “amor”, es hablar del ideal romántico que impera. “Amar” es, entonces, relacionarte según estos dogmas.
El “Amor” se define como el conjunto de las relaciones de un individuo. “amar” es relacionarse con cada individuo de la forma que sienta más natural.
Al tratar de trasladar esta idea a una pieza de ropa, caímos en la idea de magnetismo. La atracción de los campos magnéticos según su proximidad es algo que puede asociarse sin problemas a la naturaleza de las relaciones.
Una primera idea fue la de realizar varias piezas de las cuales brotasen muchos hilos que cubriesen el cuerpo. Estos hilos tendrían un imán en su punta y al acercarse una prenda a la otra los hilos se engancharían entre ellos. Pretendía explicar la distinta naturaleza que pueden tener las conexiones según cuantos hilos se conectasen y mostrar que la conexión ocurre por proximidad.
Investigando tejidos con propiedades magnéticas llegamos a una serie de videos que mostraban tejidos experimentales desarrollados en el Institut für Materialdesign. Al ver las texturas que generaban las fibras de metal, nos vimos atraídos por la idea del detalle minúsculo. Pasamos entonces a querer trabajar a muy pequeña escala, con el cuerpo humano apenas cubierto y generando unas texturas muy sutiles.